domingo, 20 de diciembre de 2015

Rosa Díaz



 

  Rosa Díaz tiene publicados más de una treintena de libros. Ha trabajado diferentes géneros, desde la poesía a la prosa, el artículo periodístico, la biografía, el ensayo y la literatura infantil. En esta última modalidad pretende estimular a sus lectores a través del ritmo, el juego y la humanización de las palabras como un bien imprescindible para expresar los sentimientos, mejorar el vocabulario, razonar, preguntar, comprender y utilizar la imaginación. Ha ganado varios premios, entre ellos: el Premio Miguel Hernández, el de Ciudad de Alcalá de Henares, el Fray Luis de León, el Aljabibe y el Ciudad de Jaén. Ha colaborado en la elaboración del Diccionario Biográfico Español de La Real Academia de la Historia, ha publicado en revistas especializadas y en el periódico ABC. Entre otras antologías, destaca: Voces de Europa, dieciocho poetas españoles.
El acto de presentación de la última obra de la escritora Rosa Díaz titulada Las muertas, salmos de la mujer que escribe, tuvo lugar hace pocas fechas en la Biblioteca Pública Infanta Elena, contando con la presencia autorizada del profesor Rogelio Reyes Cano.

Una vez más Rosa nos regala su verso sutil y elegante, no exento de una preocupación profunda por el mundo y las personas que en la vida real nos rodean. Una nueva joya surgida de la fértil pluma de una de las escritoras que más nos honran a los sevillanos y que recibe inagotable inspiración en su ático trianero.

A continuación pueden conocer la obra más en profundidad a través de una entrevista radiofónica realizada a la autora tras la presentación de su nuevo poemario.

jueves, 3 de diciembre de 2015

José Rodríguez de la Borbolla



Es fácil ir por Sevilla y encontrarte con ese personaje, si. El del bigote y las gafas. En la presentación de un libro. En un acto homenaje a la Historia. En la entrega de unos merecidos premios. En la Feria del Libro. En la barra del Portón, donde uno está de circunloquios con el loco de Juan Ortiz Villalba y te llega un antiguo alumno, de aquellos de los años 60, de aquella Universidad de la Fábrica de Tabacos, donde se hacían las cosas como se tienen que hacer (como se tendrían que seguir haciendo) y, además va el tío y se come las maravillosas avellanas que nos habían puesto mis amigos del Portón. Sí, de esas que tienen más sal por fuera que por dentro, y sin decir esta boca es mía va y se las come todas. Y además no acepta ni una puñetera cervecilla, porque tiene prisa y lleva un portafolios que abulta más que él. ¡Estilo y figura! Y, además, habla. Siempre tranquilo. No hay que alterarse. Siempre compañero. Siempre humor. Siempre recuerdos de aquellas sevillas… De la calle tal, de la plaza cual… “Fulano vivía en…”
Pues voy un día y me vuelvo a encontrar con el susodicho. Bigote, gafas y “al final de la Palmera”. Y nos ponemos a hablar un poquito.

¡Señoras y señores: Con ustedes ¡Pepote! Don José Rodríguez de la Borbolla y Camoyán. Un hombre de Sevilla, España y la Humanidad!
Hablamos y salió esto.
  
– ¿Cómo recuerda la Sevilla de los años 60?

Sevilla, en los 50 y los 60, era una ciudad encantadora,  más pequeña, más a la medida humana. En cada barrio había una vida propia, con sus tiendas para todo, sus puestos de calentitos, sus pescaderías por la mañana y freidurías por la noche, sus panaderías, sus quioscos de tebeos, sus cines de reestreno con su Sesión Infantil de los domingos, sus billares y futbolines, sus niños jugando en las calles, sus mujeres malas, sus tranvías, y sus soldados en los jardines hablándole a las muchachas…Y la radio, con sus “Conozca usted a sus vecinos”, y sus programas de canciones dedicadas, y el Tío Pepe y su sobrino. Se podría hacer aquí un “Amarcord”,  como la película de Fellini.
En 1961 mi familia se mudó, desde la calle Julio César, a vivir al Sector Sur, en Heliópolis, y cuando salíamos para ir al Centro decíamos: “nos vamos a Sevilla”. Sevilla, para nosotros, era lo que había de las Rondas para adentro. Bueno, y Triana y San Bernardo, también.

– Con la perspectiva del tiempo ¿Qué ha sido de toda aquella ilusión invertida en el 4 de diciembre de 1977?

Pues sirvió para hacer que hubiera un nuevo impulso histórico. Se diga lo que se diga, y a pesar de las estadísticas, Andalucía es ahora mejor que en 1977.

– Si volviera a ser ahora presidente de la Junta ¿Qué cambiaría de su época de pastoreo?

Procuraría estar menos pendiente de las apariencias, de los medios de comunicación y de los creadores de opinión. Lo que importa, al final, es hacer cosas para la gente.

  ¿Los puñales de la política matan de verdad?

En democracia, siempre hay vida fuera de la política y después de la política. Porque la sociedad tiene su vida propia, y lo que tiene que hacer uno es buscarse su sitio en la vida.

– ¿Cabe la posibilidad de que algún día los mismos políticos puedan convertirse en los peores enemigos de la Democracia?

Cabe la posibilidad de que algunos políticos, por endiosamiento, se acaben creyendo que sólo ellos son importantes. Pero la Democracia y la Historia, al final, acaban poniendo a cada uno en su sitio.

– En palabras suyas, los sevillanos tenemos la gran capacidad de asociarnos y de vivir con las cofradías,  las fiestas y las entidades culturales y recreativas. ¿Por qué la sociedad civil sevillana es entonces tan débil?

Yo no creo que la sociedad sevillana sea débil. Lo que pasa es que tiene una gran capacidad de ensimismamiento y de recrearse en su propio pasado. Los sevillanos somos muy dados a “engloriarnos” con nosotros mismos. Pero somos dinámicos, creativos e innovadores. Esas virtudes son las que hay que explotar.

– ¿En su opinión, cuales son las claves de la cultura sevillana?

Sevilla es un crisol de mestizajes culturales. Todo lo que llega aquí, aquí florece. Podemos ser los mejores en cualquier ámbito de la Cultura. Lo que hace falta es que se abone suficientemente el terreno para la eclosión de la creatividad. Aquí, como dijo el torero: “hay gente p’a tó”. Lo que hay que hacer es ayudarla y fomentarla

– ¿Sigue usando el abanico en los palcos de los teatros?

Sigo usando el abanico en todos los ámbitos. La única diferencia es que, hace unos años, lo cogía en mayo y lo soltaba en septiembre. Y ahora lo cojo en abril y lo suelto en noviembre. ¡El puñetero cambio climático!

– ¿Qué le pasa al Betis, si es que al Betis le pasa algo distinto a lo de siempre?

El Betis, en mi opinión, está a las puertas de un posible tiempo mejor, con posibilidades de que sea duradero. Lo que vendría bien es que se superaran, civilizadamente y entre todos los béticos, todas las rémoras y conflictos procedentes del pasado inmediato.

– ¿Qué le va a pedir a los Reyes Magos?

Que se acabe el carbón y que todas las energías sean renovables, blancas y duraderas. Y que los fundamentalismos de todo tipo  –religiosos, nacionalistas, económicos, etc.- se vayan al cuerno.

Y seguiremos hablando, porque he observado, que algunos políticos de entonces siguen teniendo carne y amor al recuerdo. Y, sobre todo, humor. Hay que desempolvar tantas cosas… Y tirar “pa´lante” con un abanico abierto que nos renueve el aire.

Pepote: Te encuentro más joven, más “nuevo” (como se dice en los pueblos de nuestra sierra). Estás viviendo ahora esa vida que, de alguna manera, te arrebataron los años de tu dedicación sincera y honesta a la política. Disfrútala y que nos sigamos viendo con la misma frescura y con el mismo talante con que nos hemos reencontrado. ¡Gracias en nombre de mucha gente!  

Joaquín Arbide