lunes, 1 de febrero de 2016

Salvador Navarro


Me gusta pensar que mis novelas son un bocado de felicidad para quien las lee.

Conversamos hoy con uno de las más firmes promesas de la literatura en nuestra ciudad, Salvador Navarro.

Nacido en Sevilla en el 67, Salvador Navarro es un ingeniero de Renault a quien en su tiempo libre le gusta contar historias, comenzó a escribir ya adolescente. Amante de la literatura norteamericana del siglo XX, Patricia Highsmith, Paul Auster, John Irving, son sus autores favoritos. En 2002  publica su primera novela, Eres lo único que tengo, niña. Tras una etapa de tres años viviendo en París, Rosa.0 y Andrea no está loca confirmaron su asentamiento en el panorama literario sevillano. Literatura urbana, contemporánea, con fuertes componentes psicológicos en que los personajes son la base y las tramas siempre se rodean de una atmósfera de fuerte tensión, muy influido por la narrativa americana del siglo XX.

¿Como empezó tu vocación de escritor?

Tiene mucho que ver con mi afición precoz por la lectura, ya desde muy pequeño. Primero vino la percepción de que la gente apreciaba mi capacidad para contar historias, me sentía poderoso en ese terreno porque veía que captaba con facilidad la atención de la familia y los amigos. Ganar un concurso de relatos con apenas 13 años me abrió los ojos para plantearme lo hermoso que era escribir.

¿Qué evolución encuentras tú entre Eres lo único que tengo, niña y Andrea no está loca?

Enorme, afortunadamente. La primera novela me sirvió sobre todo para darme cuenta que era posible, pero se trata de una novela inmadura, de exploración. En Andrea no está loca me siento más maduro, conseguí hilvanar la historia intimista que tenía en mi cabeza.

No te supe perder, es una novela fuerte y desgarradora en la que, sin ser tu objetivo principal, aparece de fondo el gran drama de la violencia de genero. ¿Qué te llevó a escribirla?

La observación de situaciones límite en mi entorno. El apreciar cómo había gente que aguantaba carros y carretas de sus parejas, e incluso las defendía cuando tenía la oportunidad de denunciarlas. Intenté ponerme en la piel de todos ellos, acosadores y acosados, con toda la crudeza que eso implicaba para mí como escritor.

Está novela tiene pendiente una película en la que has puesto mucho empeño y entusiasmo, pero que no acaba de ver la luz. ¿Cuándo se podrán revivir la imágenes de No te supe perder en la pantalla?

Dentro de muy poco, seguro. La película en sí ya está terminada. He tenido la oportunidad de visionarla y reconozco que me emocioné, a pesar de haberla parido desde un inicio como coguionista y productor. El gran freno para haber tardado tanto tiempo en terminar ha sido el sonido, que nos ha traído de cabeza. Esta misma semana viajo a Almendralejo, donde tiene su estudio el jefe de sonido, para comprobar cómo va el avance de los últimos retoques de la banda sonora. De aquí a poco se oirá hablar de este largometraje. Y para bien.

Acaba de aparecer Huyendo de mí, Una novela cuyo detonante es precisamente la dolorosa crisis económica que hemos sufrido. ¿Cómo la definirías?

Es una historia que trata acerca de los límites del amor. Cuánto estamos dispuestos a dar cuando atravesamos la mitad de nuestra existencia, en esa edad en que muchos de nuestros proyectos no terminan de verse cumplidos y tenemos la sensación de que se nos va el tiempo para construir otros nuevos. Una lectura de ritmo trepidante en que el lector persigue a los protagonistas en sus respectivas huidas hacia ninguna parte.

Tus novelas son en general urbanas y en su narración sueles describir de forma minuciosa de ciudades y los ambientes, que sé que amas y que conoces bien. ¿Es una cuestión práctica o es que te resulta más fácil crear personajes y situaciones, que los escenarios donde se desenvuelven?

Es una cuestión práctica sin duda. Me resulta más difícil escribir sobre las ciudades que he vivido que sobre otros sitios y otras épocas que me quedan lejanos. En todo caso, doy mucha importancia a mis personajes, a los que trabajo mucho en mi cabeza antes de plasmarlos sobre el papel. El perfil humano de mis protagonistas y su definición es, considero, uno de los puntos fuertes de mi literatura.

Desde el punto de vista literario ¿Qué es Sevilla para ti?

Sevilla es la ciudad donde nací y donde vivo. Amable en apariencia, es dura en muchos terrenos, pero atractivísima en cualquier caso por su enorme personalidad. No deja indiferente a nadie, ni a los que la vivimos ni los que la visitan o leen.

Ya tienes un buen trecho recorrido en el difícil mundo de la edición. ¿Qué le recomendarías a los que están empezando a escribir, para que su caminar no acabe en frustración por no ver materializados sus trabajos?

Constancia, calidad en la escritura, mucha lectura, humildad y ganas de aprender. Hay que creer en uno mismo y aceptar la crítica como método para crecer. No impacientarse. Hay que ser brillante para llegar a emocionar a un editor, no valen atajos.

Sé que no paras, y como mínimo hay otra novela escrita a la espera de publicarse. ¿Pero a Salvador Navarro que novela le gustaría escribir?

Siempre la siguiente. La próxima ya está en manos de mi editor y la siguiente en mi cabeza. Sé quienes son mis modelos a seguir, y bebo de ellos, de esos escritores que en algún momento me obnubilaron y me hicieron cerrar uno de sus libros y gritar para mis adentros: ¡viva la literatura!

Salvador Navarro es un buen tipo, amigo de sus numerosos amigos. Con una carrera profesional brillante que sabe lo que quiere y lo que espera de la vida. ¿Qué te gustaría ser como escritor?

Una referencia para aquéllos que ven en la literatura la mezcla perfecta entre diversión y aprendizaje. Me gusta pensar que mis novelas son un bocado de felicidad para quien las lee.

Gracias a Salvador Navarro por esta gratísima conversación en torno a la literatura y a la creación literaria. Suerte y muchos éxitos, para disfrute de los amantes de los libros.